Qué vs. Cómo

Ayer por la tarde me fui a pasear con una amiga y claro, acabamos delante del mar teniendo la típica conversación de domingo por la tarde: deprimente (no me digáis que los domingos por la tarde no son el peor momento de la semana, seguidos muy de cerca por los lunes por la mañana).

Nos quejábamos que desde hace mucho tiempo no encontramos a nadie que nos llame realmente la atención, esa persona que cumpla con el binomio atracción física/intelectual que es necesaria para querer seguir conociendo a alguien. Y si lo habíamos encontrado, esa persona había pasado de nosotros (te odio Murphy). Nos preguntábamos si no seríamos demasiado exigentes o poco conformistas.

A raiz de esto mi amiga me contó que una amiga suya había cortado con el novio de dos años hacía dos semanas y a la semana siguiente ya estaba con otro. Luego fuimos recordando conocidos a los que le había sucedido lo mismo. Y nosotros nos preguntábamos:
-¿Cómo es posible que termines con una persona con la que has compartido dos años de tu vida y al poco tiempo encuentres a otra persona con la que estás dispuesta a compartirla también?

La conclusión a la que llegamos fue que mucha gente no sabe estar sola y tiene una fuerte dependecia emocional de la pareja, por eso necesita estar constantemente con alguien. Por tanto, cuando una persona tiene la necesidad de tener pareja, se conforma con lo primero que pilla. Y aquí encontramos también una posible explicación a la teoría de la negación del afecto. Cuando alguien intenta ir muy rápido con nosotros sospechamos, y nos preguntamos '¿Por qué va tan deprisa? ¿Será porque le gusto mucho o es que busca una pareja y le da igual quién se le ponga por delante?'

Sin embargo, cuando alguien nos hace esperar, al principio muestra interés pero no demasiado, nos da una de cal y otra de arena, y poco a poco vemos cómo aumenta ese interés por nosotros, nos sentimos más halagados, porque esa persona se está tomando la molestia de conocernos y cuando finalmente nos besa, quizá en la tercera cita, sabemos que es porque le gustamos nosotros, no porque simplemente busque estar con alguien.

Tras estas reflexiones lo vi claro. Puede que me apetezca tener novio, pasar las tardes de domingo abrazado a alguien viendo una película para que se me hagan menos deprimentes. Eso es lo que quiero. Pero no voy a darle prioridad a lo que quiero si no lo tengo como lo quiero. Porque he decidido que el cómo está por encima del qué.

Me apetece un novio, sí, no lo voy a negar, pero no cualquier novio.
Quiero un chico que al escucharlo hablar se me caiga la baba.
Quiero un chico que al verlo caminar me den ganas de follar con él.
Quiero un chico que al verlo llorar se me haga un nudo en la garganta.

Y si no, no lo quiero. Puedo tener historias, líos, temas (porque a veces es cómo se empieza a conocer a las personas, sentimentalmente hablando claro) pero para mí un novio significa implicación emocional total y compromiso (entre otras cosas). Por tanto, cuando entran en juego sentimientos tan serios no me quiero conformar con alguien que me haga sentir menos de lo que he expuesto. Y esto también es aplicable a otras áreas de la vida.

Sin embargo, también he de confesar que me aterra que pueda llegar el día en el que el qué le gane la partida al cómo.

Let's Do it, Alanis la Grande