Traducción TV: Documental

Que no cunda el pánico, es más sencillo de lo que parece por el título. Para mí las relaciones personales son como el sistema solar. El sol en el centro y los planetas dando vueltas alrededor de él (guau, ni Galileo, señores). Tú en el centro, y las personas que forman parte de tu vida rodeándote. Esto más que a modelo heliocéntrico suena a modelo egocéntrico, pero para que engañarse, somos el centro de nuestra propia vida, y nos definimos con respecto a las personas que forman parte de ella.
Sin embargo, resulta obvio que no todas las personas que forman parte de nuestra vida tienen la misma importancia para nosotros; y es ahí donde entra el modelo orbital. Las personas orbitan a nuestro alrededor siguiendo órbitas elípticas, unas veces están más cerca de nosotros y otras se alejan. Y cada planeta, o grupo de personas orbita a una distancia según su importancia.
Bueno, basta ya de teoría, os voy a contar como funciona mi sistema solar.
Por un lado están los planetas exteriores, los más grandes de todos, a excepción de Plutón y los que más lejos orbitan del Sol.
Plutón: Se trata del planeta más pequeño del sistema solar, y es una suerte porque en Plutón se encuentra el reducido grupo de personas que tienen el honor de caerme de puta pena. A los que sólo con ver se me pone una cara de asco que no puedo, ni quiero, disimular. Y a esos, cuánto más lejos se les tenga mejor.
Neptuno: Allí habitan cualquier persona que me cruzo por la calle y forma parte de mi vida el tiempo que permanece dentro de mi campo de visión.
Urano: Sus moradores son aquellos que ni me van ni me vienen, personas que me cruzo con más o menos regularidad, en clase o en el trabajo, con las que nunca he hablado ni me llaman la atención. Aprovecho para avisar que este modelo no es estático y una persona puede mudarse de planeta si la relación conmigo cambia.
Saturno: Un planeta grande donde conviven en paz y armonía vecinos, algunos compañeros de clase, gentes del pequeño comercio del barrio, etc.
Júpiter: El planeta más grande de todos. Allí vive el extenso grupo de ‘conocidos’. Personas con las que tengo más o menos relación, son más o menos habituales en mi vida y a los que tengo más o menos cariño. Entrarían en este grupo familiares lejanos, gente con la que quedo de uvas a peras, amigos de mis amigos, compañeros de trabajo y de clase que me caen bien, personas con las que me gusta quedar de vez en cuando y demás.
Marte: Con Marte llegamos al grupo de planetas interiores. Los más pequeños y próximos al sol. Ahí están mis amigos (nótese la minúscula) y personas a las que tengo un cariño especial o que me caen especialmente bien.
Tierra: Uno de los tres planetas más importante en mi sistema solar. Es un planeta muy agradable y en el que se vive muy bien. Muy pocas personas tienen el placer de vivir en la Tierra. Sólo los Amigos de verdad pueden habitarla. Amigos que me han demostrado con el paso del tiempo que puedo contar con ellos y a los que demostrado que pueden contar conmigo. De hecho, antes de bajar a la Tierra hay que vivir una temporada en la Luna, aunque allí tampoco se está tan mal… aunque a veces es fuente de decepciones.
Venus: El planeta del amor y es obvio quien puede estar allí. Pero claro, como todos sabemos, la atmósfera de Venus es muy jodida y para atravesarla, aunque sea para ver el interior, hace falta mucha tecnología de la NASA. Por eso es un planeta que pasa la mayor parte del tiempo vacío. Eso sí, si cuesta entrar también cuesta salir.
Mercurio: Y por último Mercurio, donde vive la familia. Las personas que siempre van a estar ahí.
Nota: La importancia de los tres últimos planteas es complementaria no excluyente.
Y así funciona mi sistema solar, supongo que más o menos como todos los sistemas solares. Cuidado con los meteoritos.
Ups, acabo de caer que no he metido a los blogueros en ningún planeta, jeje. Eso es porque no estáis todos en el mismo, pero tranquilos que no hay nadie en Plutón. ;)