26 febrero 2007

Post manuscrito


Se recomienda hacer click para ver mejor la imagen, de todas maneras la voy a transcribir por si acaso.

Alicante (la millor terra del mon), febrero '07
¡Hola a todos!
¿Qué tal? Hay quien se queja de que esrcibir a ordenador es un poco frío... puede ser, por eso os dejo un post manuscrito que siempre queda como más personal; y así si alguien es aficionado a la grafología puede dar su opinión. Sé que tengo mala letra, no seáis malos. Besos. Pau.

Obra titulada: Islote con Palmera más ballena (Portaminas sobre folio reutilizado) 'Yo tb soy un artista como Hairble, ¿qué pasa? jeje'.

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21 febrero 2007

Amistad blogger ¿realidad o ficción?

Por las noches paso un buen rato antes de acostarme hablando con gente que he conocido a través del blog. Todos me caen bien. Conozco a la mayoría y a algunos de ellos les tengo un cariño especial, y sé que si viviéramos más cerca podríamos ser buenos amigos. Pero, ¿es real? ¿No es todo demasiado bonito y son todos demasiado majos para resultar creíble? Como me acaba de decir un blogger... parece un mundo artificial en el que refugiarse.
Me ha dado qué pensar.
Supongo que en parte tiene razón, pero matizando. Las amistades y relaciones que se crean son artificiales en cierto sentido. Es artificial de la misma manera que es artificial la amistad de una persona a la que ves todos los dias pero la conoces solo de hace dos meses. No conoces a esa persona en un número de contextos suficientes para considerarla tu Amiga (de los que viven en Marte o incluso en la Tierra); porque en mi opinión, para que se forje una amistad hace falta vivir ciertas experiencias con una persona. Tiene que haberte visto de buen humor y de mal humor, tenéis que haberos peleado al menos una vez y haber ido de viaje o como mínimo de excursión. Tienes que haber demostrado que estabas allí cuando te han necesitado y que han estado ahí para ti. No pensemos sólo en situaciones extremas o muy intensas, para todo esto siempre hay varios niveles.
Sin embargo, lo que pasa con las relaciones de amistad blogger es que están en continuo tiempo de espera o al menos no evolucionan con la misma velocidad con la que lo hace, por ejemplo, la relación con un compañero de clase o del trabajo. Tanto para bien como para mal.
Por ejemplo, a lo mejor me llevo bien con alguien con quien hablo por msn porque no tengo que ponerme de acuerdo para elegir peli, ni asfixia con el humo de su tabaco (no va por todos, que algunos sois respetuosos en ese aspecto), ni me sacan de quicio manías como sacarse el chicle de la boca y pegarlo en la mesa (que más que una manía sería una guarrada).
Digamos que entre nosotros nos conocemos a cierto nivel, y a ese nivel la amistad es real
pero más allá no se sabe, porque no vivimos situaciones digamos 'físicas' (y no me refiero a físicas como sinónimo de carnal, que de eso hay mucho también pero va por otros cauces, jeje), pero en todo caso no es irreal. Los sentimientos son verdaderos, tanto los buenos como los malos pero, como digo, hasta cierto punto porque, como dice el gran maestro Terry Pratchett: everything exists... in a sense (todo existe... en cierto sentido).

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14 febrero 2007

Post de San Valentín

-¿Qué tal con el chico este?
-Pues no se… no me llena.
-¿Cómo que no te llena? ¿No era tan guapo, tan simpático y tan atento?
-Ya, pero no sé… no me llena.
-“No me llena”… Nunca me ha gustado esa expresión, no la acabo de entender.
-Eso es porque no conoces su origen. Te lo voy a contar, es un cuento.
-Ay Dios, ¿te crees Jorge Bucay?
-¿Te lo cuento o no?
-Sí, venga, pero como empieces a poner acento argentino me voy.

“Según la mitología alicantina, cuando los dioses crearon a las personas les dotaron de un complejo, aunque bien estructurado, sistema de sentimientos. Sin embargo, no les concedieron el don de enamorarse. Así, hombres y mujeres vivían relativamente felices al principio de los tiempos. Se reían, lloraban, se querían y odiaban unos a otros, follaban… todo era fácil porque esos sentimientos estaban bien definidos. Pero un día empezaron a sentir que les faltaba algo, todos y cada una de esas sensaciones, tanto físicas como emocionales carecían de un ingrediente… o de otro sentimiento que las completara y las definiera en similitud u oposición a él. Así que rogaron a los dioses que les concedieran tal sentimiento.

Al principio los dioses se mostraron reacios. Otro sentimiento podría hacer peligrar el equilibrio emocional de las personas. Pero los hombres no paraban de insistir. Como la paciencia de los dioses tiene un límite, al contrario que la avaricia de los hombres, finalmente cedieron, aunque con algunas condiciones. No le darían a los hombres el don que habían pedido, pero les retarían a conseguirlo.

Así pues los dioses regalaron a cada hombre y a cada mujer un recipiente vacío y les dijeron que tenían que llenarlo de los fluidos de vida/líquidos vitales para conseguir el sentimiento que anhelaban.

Entonces cada cual empezó a llenar su recipiente con sus fluidos vitales: sangre, lágrimas, sudor, semen, saliva, bilis… pero ni cuando el recipiente estuvo lleno notaron nada diferente.

Entonces llegó la frustración y el rencor hacia los dioses. Pidieron que les dieran la respuesta. Pero los dioses se mostraron firmes y no cedieron ni ante súplicas ni ante amenazas. Ni siquiera vacilaron cuando los hombres les dieron la espalda y dejaron de rendirles culto.

De todas maneras, los hombres no cejaron en su empeño y conservaron sus recipientes llenos con la esperanza de encontrar la respuesta algún día. Incluso el rey de los hombres ofreció una recompensa a quien encontrara el modo de hacer que los recipientes funcionaran. Por eso siempre los llevaban consigo, aunque también eran muy cuidadosos con ellos.

Un buen día un muchacho iba caminando con su recipiente cuando de repente se encontró con un joven que lloraba desconsolado al borde del camino. Cuando le pidió que le contara el motivo de su llanto este último le contestó que había derramado casi la totalidad de contenido de su recipiente y ya nunca encontraría el sentimiento del que todos hablaban. El muchacho, que era muy generoso, no pudo evitar emocionarse con sus lágrimas y decidió ayudarle. Le ofreció la mitad del contenido de su recipiente. Al principio, el joven se mostró sorprendido de que alguien quisiera compartir el contenido de su recipiente, ya que era muy difícil llenarlo (hacía falta dolor físico para conseguir la sangre, dolor emocional para las lágrimas, mucho esfuerzo para el sudor…) pero aceptó encantado.

Cuando el muchacho estaba vertiendo el contenido de su recipiente en el del joven, empezó a sentirse extraño. Lo mismo le pasaba al joven cuando los líquidos del muchacho empezaron a mezclarse con los restos de su recipiente. Empezaron a sentirse fuertes… y débiles, alegres… pero inseguros, ilusionados, con miedo, felices, melancólicos, todo a la vez, todo por separado… pero se sentían bien… como nunca antes se habían sentido. Era algo muy parecido al amor, pero no como el que sentían por sus familias, por ejemplo, este sentimiento era nuevo, muy extraño, era algo efímero y eterno a la vez… lo habían encontrado, se habían enamorado.

Después de hacer el amor como locos (que no follar), se dirigieron al palacio del rey a contarle la forma de obtener ese sentimiento tan especial y, de paso, recibir la recompensa (que lo de ‘contigo pan y cebolla’ no se lo creían ni entonces). Sin embargo, la sombra de la desgracia se cernió sobre ellos, pues un envidioso que había sido testigo de la escena (envidioso y voyeur) quiso robarles el recipiente para sentir él lo mismo. Durante el forcejeo el recipiente se rompió.

Los enamorados dejaron de estarlo y lloraron. Lloraron porque desde el momento en que se rompió el recipiente empezaron a echar de menos aquel sentimiento que les había hecho tan felices. Lloraron con amargura porque les dolía el desamor. Lloraron con tanto dolor que los dioses se apiadaron de ellos y les dieron una solución.

Les ofrecieron tres recipientes más pequeños a cada uno, tres frasquitos de cristal. Así podrían llenarlos con más facilidad y guardarlos en lugares diferentes para que estuvieran protegidos y así su amor de enamorados durara más tiempo.

Y eso hicieron. Cuando hubieron llenado los frascos con la mezcla de sus líquidos los miraron: se veían tan frágiles… en ningún lugar de la tierra estarían lo suficientemente seguros. Pensaron… y al final dieron con la respuesta. Pero necesitaban ayuda de los dioses, que al oír su propuesta aceptaron gustosos prestarles su ayuda nuevamente.

Se les ocurrió guardar los frascos dentro de su mismo cuerpo. Uno en la cabeza. Otro en la entrepierna. Y el tercero en el pecho. Así pues, siempre y cuando los tres frascos estuvieran llenos, sentirían amor verdadero. Si sólo se llenaba uno, o dos, pero no los tres, sería otra cosa, pero no amor verdadero. Pero allí dentro no se podían llenar con fluidos físicos… pero eso también tendrían que descubrirlo ellos mismos.

Con el tiempo descubrieron que el de la entrepierna era el más fácil de llenar… sólo hacía falta deseo y atracción.

El de la cabeza necesitaba unas cuantas cosas más: estímulos intelectuales, una buena conversación, sentidos del humor parecidos, aficiones en común, diferencias que dieran vida…

Y el del pecho… aún no se sabe que necesita el del pecho para llenarse. Simplemente se llena o no.”

-¿Te ha gustado?
-¿Insinúas que la primera pareja que se enamoró fue de mariquitas?
-…

¡Feliz día de San Valentín!

Especialmente a ti* porque... bueno, podría dar varias razones y ponerme cursi pero simplemente por ser la primera persona con la que comparto este día aunque sea en la distancia y de alguna-manera-no definida ;) pero sobre todo por ser tan... absolutamente tú.
*(No se porque pongo ‘a ti’ en plan misterioso si todo el mundo sabe a quien me refiero, jeje)

10 febrero 2007

Mentiras de Comodidad

Como vi que a muchos os llamaba la atención el hecho de que utilizara mentiras de comodidad para vivir más cómodamente, voy a ahondar en el concepto para que no penséis que soy un mentiroso patológico. Hay momentos en los que no pasa nada por decir alguna mentira, pero no se trata de ser más falso que un bolso de ‘chacharel’ ni de ir por la vida con una sonrisa más falsa que la de una profesora de batuka.

Hay varios tipos de mentiras de comodidad dependiendo de la función que cumplan, pero la filosofía es siempre la misma, ahorrarse explicaciones y comidas de cabeza tanto por parte de la persona que miente como por quien recibe la mentira.

Por ejemplo. Pongamos que estás en casa en época de exámenes (un suponer simplemente) y llega tu madre que ha pasado la tarde fuera de casa y te pregunta:
-¿Has estudiado mucho?
-Sí, bastante.

Eso es una mentira de comodidad, porque a una madre no le puedes decir: No, he estado leyendo blogs y masturbándome mientras veía pelis porno de sexo interracial. Más que nada porque si suspendes no le podrás venir con la excusa de que era muy difícil.

Porque si se miente se miente bien, nada de medias tintas y buscar palabras ambiguas para salir del paso. Porque si la persona es un poco espabilada nos pueden poner en un compromiso:

-¿Te gusta mi camiseta?
-Eh… es graciosa –por no decir que es horrible. Sin embargo, la otra persona que no se ha quedado contenta con esa respuesta insiste:
-¿Cómo de graciosa? Del tipo graciosa-jeje pero quítatela y vamos a follar o graciosa como si a un cerdo le pusieras un tutú.
Y como no sea lo primero, a ver qué le contestas… hombre se puede elegir la opción ‘sinceridad absoluta: de perdidos al río’ y contestar algo así como:
-Quería decir que era fea de cojones, pero intentaba ser amable.
De todas maneras, si queremos conservar nuestra integridad física y moral es mejor decir algo así como:
-No está mal, pero no va mucho con tu rollo.

En el fondo hay que hacerlo por la otra persona. Yo me pongo en su lugar y pienso: si fuera yo, preferiría que me dijeran ‘no va mucho con tu rollo’ a ‘no me la pondría ni para limpiar un establo’.

Ejemplos como los anteriores se no ocurren a todos y todos usamos todos los días mentiras de comodidad. Pero de entre todas ellas mi favorita es una que sale automática:

-Hola, ¿qué tal?
-Bien, ¿y tú?

01 febrero 2007

La anécdota de la semana

-Ir en pijama al colegio.
-Tropezarse al recoger un Goya.
-Llegar una hora tarde a un examen.

Inconvenientes como esos siempre me han dado miedo, pero pensé que nunca podrían llegar a ocurrir si ponía el cuidado y la atención suficientes para evitarlos.

Pues bien, uno de ellos ha ocurrido.

¿Alguien piensa que con mi estilo voy a salir de mi casa en pijama?

¿Alguien me vio en la gala de los Goya el pasado domingo?

En efecto… ¡ayer llegué una hora tarde a un examen!

El caso es que yo llegué a la universidad tranquilamente y cuando encontré aparcamiento a las 9.30 de la mañana en una plaza muy cerca de mi facultad pensé que era mi día de suerte. Cuando llegué a la puerta de la clase me encontré con una compañera. Estuvimos hablando, cotilleando y demás, pero empezamos a extrañarnos de que a menos cinco no hubiera llegado nadie. Al rato se nos ocurrió asomar la cabeza por la puerta de la clase y allí estaba todo el mundo haciendo el examen.


Entramos y fue tal la estupefacción del profesor al ver que dos personas llegaban una hora tarde que nos dejó pasar sin problemas.

Yo me lo tomé con humor. Era eso o ponerme a llorar, o pegar a alguien (probablemente a mí mismo). Así que me puse hacer un examen de tres horas sabiendo que sólo tenía dos. Y yo no sé si fue por la presión o por el síndrome 'de perdidos al río', pero estuve bastante inspirado. Eso sí, no me dio tiempo a repasar lo que había escrito… un detalle importante cuando traduces.

Me tocó traducir un sketch de los Monty Pyton y analizar la traducción de una escena de Shrek. Ya veremos qué tal.

Así que ahora me aterra pensar que puedo salir a la calle en pijama (espero que por lo menos el pijama me favorezca) o que me puedo tropezar al ir a recoger un Goya… aunque eso le ha pasado a gente y luego no es para tanto.

Consejo: Comprobad bien los horarios de los exámenes.